2.2.18

ES PALABRA DE DIOS. NOTAS A “MEA VULGATÆ” DE LUIS CARLOS MUSSÓ


Libro de Mussó en Cascahuesos Editores (2014)


Por: Javier Rivera*

“Des-hacer, des-crear,
es la única tarea que el hombre puede asignarse si aspira,
como todo lo indica, a distinguirse del Creador”.
E. Cioran


¿Quién vende su primogenitura por una página cada vez más en blanco?

La Biblia de Mussó tiene una invocación inicial que ha tenido a bien llamar canción de los libros y el desastre. Exalta al espíritu felino del ocaso y la oscurísima nada, invoca a ese misterioso cubo de rubik que es el mundo donde ocurre todo, el mundo de la palabra, del nombramiento, ese mundo escenario de todo milagro y maldición. Reinventa la Infancia a partir de volver a emocionarse con las heridas desde la cicatriz original, los recuerdos desde la porosa piedra de moler en la cocina de su madre. Sus imágenes están llenas de estremecimiento por la ternura en la evocación de recuerdos universales y el pulimento en el lenguaje, la exactitud de las formas y colores, la entrañable capacidad de tocarnos el pasado y establecer el lazo común de humanidades breves y unánimes.

¿Quién regresa a sí mismo fragmentado a flor de cuchillos?

Inicia su antiguo testamento con un triteuco bellísimo y salvaje, cuatro libros poético-sapienciales, paralipómenos, un libro histórico, las lamentaciones (de algún Jeremías) y un profeta menor en su mantra, Jonás. Los golpes de sílaba ilustran sonoramente la naturaleza de lo que definen (cosas como un caminar entrecortado o un encender discontinuo): camina en-tre-tuer-to o neón as.ti.lla.do. Mucho peso en la sonoridad, en el canto, como en las misas antiguas. Un sermón pulposo cantado en el mejor ecuatoriano que suena a tierra, agua, aire y fuego. Bendita palabra de Dios que destruye el mundo que nombra, cuando lo que nombra es esa pestilencia profunda que hiede en dirección a la inconciencia. La búsqueda de la voz, la lengua y el placer en los ecos, las resonancias, las vibraciones y retornos al origen de la palabra; no le llama cuerpo al cuerpo, lo lame y escupe, lo besa y mutila por su verdadero nombre, siempre el mismo adminículo erótico y siempre diferente mecanismo del goce. El nombre de Javiera vuelve a ser pronunciado en crónicas, es un nombre que acompañan la sangre y el miedo, como dos guardaespaldas del significante.

¿Quién une a neón el adjetivo as.ti.lla.do para que suene como se enciende?

Adiciona en el intermedio un documento apócrifo, desconocido por el propio Dios, que titula, con gran artesanía, profetas del exilio. mientras la cristalería me recuerde que me corresponde la sed más terrible, no queda sino preguntar en qué estabas pensando, cuánto terror te empujaba el cadavérico rostro cuando escribiste aquellas líneas que cambiaron el mundo… Dedicado al poeta, este libro expone las afiebradas líneas donde el creador dispone de las realidades paralelas y entramadas del pasado, presente y futuro y, de ellas, reclama la mayor verdad posible, reclama que los borran del censo nacional, de las crónicas del país, los subastan y los ve pastando en el prado de madrid, lejos de sus ojos, su voz y su lengua, regresando por un estrecho camino al francés en el québec. El elogio de la palabra es central porque alguien dice tormenta, laberinto, ciudad, palabra, casa y ocurren esas nuevas invocaciones que desatan presencias cáusticas y brillantes desde los cuatro puntos cardinales de los elementos con los que se des-crea el mundo y los sueños.

¿Quién plantea la teoría de la antimateria cómo una voz reflejada en el espejo?

Su nuevo testamento consta de tres libros de cartas, los hechos, sus disangelios y cierra el sagrado con apocalypse now de Coppola en África, de Conrad en Vietnam y de Mussó en Guayaquil. Con El corazón de las tinieblas en la mente nos parte de un flechazo el siglo XIX y toca con la punta 1979, homenaje al año de la película. La mala nueva del disangelio: El filósofo alemán Peter Sloterdijk ha señalado que vivimos en una época de ángeles vacíos o de nihilismo mediático, en la que nos hemos olvidado del mensaje a trasmitir mientras que los medios de transmisión se multiplican: Este es el disangelio propio de la actualidad, dice Sloterdijk. La palabra disangelio de Mussó, que Sloterdijk toma de Nietzsche, destaca, en contraposición a evangelio, el carácter vacío de los mensajes distribuidos por los medios y su capacidad de paralizar en el error y la muerte: el cementerio es el exilio que comienza donde la taberna me enciende. Nadie quiere sacarte del error, ni de tu mirada de sangre / ni dejar de estrellar astrolabios contra los muros.

¿Quién denuncia al delirante caudillo de acallar la voz popular en esa patria de la lepra?

El célebre poeta y lingüista peruano Mario Montalbetti ha comentado tres cosas que me parecen importantes de resaltar sobre Mea Vulgata (Arequipa, Cascahuesos Editores, 2014): “En el libro de Mussó el Verbo es el Verbo. Mussó lleva esto a su conclusión radical: si en el principio fue la palabra entonces en el final también lo será. Nada viene a salvarnos. Todo está aquí y ahora. El Mesías es la palabra misma. Solo hay salvación de la palabra mediante la palabra. Y es aquí, en la cirugía de la palabra por la palabra, que el arte des-hacedor de Mussó alcanza su verdad más sustancial”. Luego dice: “Mussó concluye su Vulgatæ con las siguientes líneas: “porque ya encontré mi ojo,/ y ahora me falta encontrar mi/ lengua” (Apocalipsis 8:7). Lo que ha ocurrido es que la palabra del poeta, contra todo lo que se ha dicho y predicado, no crea una lengua nueva, no inventa un lenguaje nuevo. No hay nuevas palabras para las antiguas. Son las mismas. El Mesías debe repararse a sí mismo y debe reparar sus propias faltas. El poeta des-hace y lo que obtiene es una visión (“ya encontré mi ojo”). Lo que le falta, lo que siempre le faltará, es una nueva lengua, una meta-lengua entendida como una institución que fuera del lenguaje garantice el buen comportamiento del nombre, ese buen comportamiento que nos asegura imposiblemente la corrección, control y buen manejo de nuestras significaciones”. Y finalmente: “Entonces, correspondiente al poeta que des-hace, necesitamos un lector que des-lea esta pequeña joya de inteligencia y lenguaje”.

¿Quién señala los peligros del monismo intelectual que al principio parecen tan inofensivos como una mantis religiosa antes de acoplarse?

Cómo todo texto que se sabe interior al caos, prácticamente no conoce de mayúsculas. Cuando las utiliza (muy poco) lo hace con el objeto de iluminar algún concepto: señalamiento, añoranza, deseo u orden que se solicite con premura o con ímpetu categórico: SUBE EL TELÓN EN MEDIO DEL VÉRTIGO Y EL ALZEHIMER/ MI ÚLTIMA PALABRA FUE , PERO ME REFERÍA AL ABANDONO EXHORBITANTE/ EL CONOCIMIENTO GENERA TRISTEZA/ ¿ESCRIBIR O VIVIR? y las hojas de tabaco me dicen lo mismo: IDOS MUCHO, PERO MUCHO MÁS ALLÁ DEL CARAJO. Las verdades reveladas en este formidable volumen se saben encorchetadas en la individualidad de quién las propone y no pretenden erigirse en grandes verdades absolutas a la humanidad, ni siquiera a su país ni a su tiempo, tal vez ni a su familia; sólo al profeta. Todo lo contrario, el libro es un gran y solitario sermón que acribilla las palabras mayúsculas y lo hace en fondo y forma.

¿Quién, en su sagrado génesis, mancharía las alas angélicas removiendo las aguas fundamentales para dar origen al origen?

Ars Poética: la poesía, ese oficio de matanzas: mueren desbrozadas las palabras viejas para cocinar un mapa con las nuevas. Enarbolando su crimen imperfecto, un sueño galopa con la densidad del mercurio.

dime, nuevo caín: ¿dónde diablos está tu hermano?

Arequipa, Setiembre del 2016


*Javier Rivera (1978, Arequipa-Perú). Escribe poesía desde los 14 años. Publicó su primer libro de poemas Cronopiáceos (2012) a manera de recopilación de sus escritos juveniles. Parasomnias y otras identidades del recuerdo (2015). Ha participado en diversos recitales de poesía y actividades culturales cómo la Caravana Poética 2015, el VI Festival de Poesía de Lima, Festival de Poesía Enero en la Palabra 2016, Festival Internacional de Poesía de Arequipa 2016 y el IV Encuentro Internacional de Escritores y Escritoras “La Hermandad de las Palabras” en Babahoyo y Guayaquil, Ecuador.

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